“La formación musical en la escuela siempre ha sido cero y parte de culpa es de la sociedad”

15/4/2024

La Fundación Eutherpe y su presidenta, Margarita Morais Valles (Cantabria, 1945), reciben este año el Premio Castilla y León de los Valores Humanos y Sociales en su edición correspondiente a 2023. Un galardón que llega justo cuando la entidad cumple su 25 aniversario, después de haber formado y orientado a los más de 8.000 músicos de 53 países del todo el mundo que han pasado por su pequeña sala de conciertos, ubicada en el número diez de la calle Alfonso V de la ciudad de León.
La pianista, docente y hermana de las Carmelitas de la Caridad, afincada en León desde el año 1976, recuerda los inicios de la Fundación Eutherpe como “una necesidad internacional” para que “jóvenes de todo el mundo se preparasen para ser profesores o concertistas” y celebra que, a día de hoy, “el nivel de los conservatorios españoles ha crecido de tal manera que en Europa se preguntan qué ha pasado”.

— ¿Qué supone para usted este reconocimiento en el 25 aniversario de la creación de la Fundación Eutherpe?
— Es una sorpresa enorme a la que no sé si todavía he reaccionado, y también un honor que ni siquiera esperábamos, pero es algo muy importante y más con esta nomenclatura, en la que nunca había pensado, porque llevamos aquí 25 años y no sé si es una obra humana o social. Solo queremos ayudar a músicos a los que veíamos un poco perdidos, porque es muy difícil estar estudiando o terminar una carrera y pensar qué hacer después de tanto esfuerzo. También, supone una ayuda económica que nos viene muy bien.
— ¿Cómo nació la Fundación Eutherpe?
— Nació por una necesidad que yo no había visto pero que me solicitaban los jóvenes que estudiaban música y querían un lugar disponible para dar conciertos. El Colegio Sagrado Corazón de Carmelitas me cedió esta, la adaptamos para que vinieran músicos de muchas partes del mundo, más de 8.000 de 53 países. Nunca pensé que fuera una necesidad internacional, pero los jóvenes que se preparan para ser profesores o concertistas necesitan ensayar, porque para estudiar vale todo el mundo, pero para ser artista y exponerse al público no.
— ¿Con qué financiación cuenta?
— Tenemos donantes en la Fundación a los que pedimos 100 euros al año, a lo que se suma la ayuda del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música y la del Ayuntamiento de León, aunque este año no sé por qué nos ha bajado 10.000 euros. Además, en la entrada pedimos cinco euros de donación para pagar el hotel de los músicos, a los que no pagamos absolutamente nada más aunque nos gustaría. También nos gustaría tener mecenas con cantidades más importantes, pero no es costumbre en España y menos para la música, porque aunque somos muy generosos para las obras sociales, para la cultura no tanto.
— Entre sus objetivos está la formación musical, ¿qué la diferencia, por ejemplo, de un conservatorio?
— Una de las grandes diferencias está en la formación, que es voluntaria y de la mano de grandes maestros con prestigio internacional, aunque eso no quiere decir que los profesores de los conservatorios no sean fantásticos. Nuestra formación es técnica, musical y libre del repertorio propio de un conservatorio, así que los alumnos exponen lo que quieren y los profesores les estimulan y ayudan. También tenemos un curso único en el mundo de ocho días para pianistas y directores de orquesta con la Joven Orquesta Leonesa, que generalmente no tienen la oportunidad durante su carrera de poder tocar con una orquesta.
— También está la promoción de talentos, ¿cómo se lleva a cabo?
— Absolutamente, todos tenemos talento para estudiar música, pero para ser una estrella no tantos, porque tienes que tener talento, suerte y un mánager que te dé oportunidades. Eso es lo que hacemos: damos oportunidades para que apoyen a los chicos, que a veces vienen de ciudades muy grandes en las que no les hacen caso. También hacemos el ciclo ‘Maestros Internacionales’, con unos doce conciertos al año en el Auditorio de León.
— ¿Cómo una sala situada en León se ha convertido en escenario de miles de artistas internacionales?
—¡Y que además vengan tan contentos! En León hay algo maravilloso y, aunque a veces me han tentando para sacar a la Fundación de aquí, no lo haré. Es el boca a boca el que ha hecho que seamos tan famosos, que nos conozcan en tantos sitios y que quieran venir. Yo todavía recuerdo al primero, que venía del Conservatorio Tchaikovsky de Moscú y que ahora es profesor allí; me acuerdo perfectamente de él y del recital que nos dio aquí.
— ¿Cuál es su visión del contexto de la formación musical en España?
—Llevo años diciéndolo y creo que me moriré sin que se consiga, pero nuestra formación musical en la escuela es cero y siempre ha sido así. Se impartía algo de cultura musical, pero eso no es saber música, porque estudiarla es dedicar cinco horas semanales y estudiar su gramática. Mi lucha es para que la formación, desde pequeños y hasta que se empieza la Universidad, no sea solo en los conservatorios, sino que sea para todos los ciudadanos de España, aunque luego elijan la música, las matemáticas o la historia. Además, es que la música ordena el cerebro.
— ¿Por qué sucede esto?
—Creo que parte de culpa la tiene la sociedad, que no lo pide, porque cuando la sociedad se empeña en algo, los políticos lo conceden. La sociedad ahora no ve esto necesario y solo piensa en la tecnología, mientras que la música está solo para unas pocas familias que se empeñan en que sus hijos la estudien.
— ¿De qué salud goza la música clásica en España?
—Desde que empezamos la formación hasta ahora, el nivel de los conservatorios españoles ha crecido de tal manera que en Europa se preguntan qué ha pasado, porque antes estábamos por debajo, pero ahora estamos al mismo nivel y ganando concursos internacionales. También hay una salud que depende los músicos, que ahora se dan cuenta de que se tienen que acercar al público, porque es algo que se ha perdido pero todavía se puede retomar.
— ¿Qué balance hace de estos 25 años de Eutherpe?
—Nunca imaginé llegar hasta aquí ni que esto iba a tener a esta proyección internacional, pero estoy contentísima. Esta sala la hicimos porque me la pidieron los músicos y ahora tenemos el calendario hasta atrás, con un centenar de conciertos al año, así que hago un balance muy positivo por lo contentos que veos a los músicos cuando vienen, porque sé que es una oportunidad para ellos.
— ¿Queda algún reto por delante?
—Este año cumple diez años la Joven Orquesta Leonesa, dirigida por Jorge Yagüe, y nos encantaría hacer en julio una gran festividad y una gran obra a la que pudieran venir unos cien músicos de los 400 que tenemos en reserva.
— ¿Qué le diría a un joven que desea iniciarse en el mundo de la música clásica?
—Que vaya a instruirse al conservatorio o a alguna escuela y que los padres, de quien es la responsabilidad, le den valor cuanto antes, porque es una formación muy importante e integral que, además, alimenta el alma.

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